miércoles, octubre 17, 2007

La historia del conejo y la paella

[Aviso a los pajilleros: en este post no hay porno, a pesar de que en repetidas ocasiones aparece el vocablo "conejo". A los enfermos que llegan a mi blog con la búsqueda "conejos recién nacidos": la castración se queda corta. Deberían ser sodomizados por un caballo y que la foto del evento sustituya a la de su dni, previniendo así al resto de la humanidad ]




De sobra saben los que me conocen lo de mi hiper sensibilidad hacia los animales y mi disociación mascota-comida. Ejemplo:

Reservoir Dogs
las pelis de Tarantino me hacen reír
[ahora va, y después de bailar, le corta una oreja]





Amores perros

pero las escenas de peleas de perros las tengo que rebobinar




Lo de la sensibilidad es inevitable, y hace que incluya en mi lista de enemigos a todo aquel que, pasándose por el forro mis súplicas, termina por contarme historias tristes de animales.

Lo de la comida es un auto engaño. Voluntariamente elijo ignorar parte del proceso de transformación de los alimentos:

Ayyy

esto es una ternerita para acariciar y darle heno




Uhmmm

esto es comida y punto.




No me siento orgullosa de esto, pero... bueno allá va...

El otro dia me tocó enfrentar algo que venía evitando con éxito desde hace año y medio (últimamente se me venían acumulando las cosas a evitar; era cuestión de tiempo que se aliaran entre ellas y cayeran todas sobre mí...)

Me invitaron a comer en casa de mi amiga Linkita y me prepararon, con especial deferencia... arroz con conejo. El problema viene porque actualmente soy la orgullosa dueña de un conejo mascota.

En casa de mi abuela es fácil abstenerse pero fuera, me gusta ser la perfecta invitada. Eso me hace difícil decir que no. Incluso llego a probar por compromiso comidas que normalmente me hacen arrugar la nariz y mirar para otro lado. Con amigos franceses por Cantabria, llegué a comer callos, sólo por hacer de anfitriona entendida, ¡y lo peor es que me gustaron! ¡Si mi padre llega a enterarse de esto! Con lo remilgada que me llego a poner en casa...

Así que no pude resistirme y a pesar de todos mis reparos, me zampé todo lo que me pusieron en el plato, ¡¡mollitas de conejo incluidas!! A tomar por culo todos mis principios. ¡Es que estaba tan rico!


¡Yo! ¡La que una vez retiró la palabra a toda su familia por hacer paella de Puchi!
Vale, no conocía personalmente al bicho y tampoco incumplía mi regla del nombre [todo animal susceptible de tener nombre propio, se convierte automáticamente en "mascota" y ya nadie se la puede comer]

Linkita tiene otra teoría: que yo sólo me como a los animales que más bien tiran a feos. Pero no sé yo, porque de momento no como cucharachas ni cosas del estilo.

La cuestión es... ¿y la próxima vez? ya no tendría mucho sentido negarme pero ¿estoy dispuesta a renunciar al conejo con patatas al ajillo para siempre o sólo mientras tenga a Bibe?

Esto es un dilema y lo demás son tonterías...


Bibe

Bibe en su nueva solución habitacional

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómete a Bibe y asunto solucionado.

Saludos.

Anónimo dijo...

Nina, una paellica de conejo pal dia 25...ummmm!!!!

Nijmegiana

Alita dijo...

Joder, en casa de Linkita, la famosa estrella pop del panorama blogguero murciano... menudo honor chica.. Mi hermana tuvo un conejo como el vuestro y lo teníamos suleto en el patio y el amigo se "naturalizo", convirtieéndose en un ser muy agresivo que a la mínima se te tiraba. Pero bueno, lo conservamos a pesar de su carácter difícil. Hasta que se puso muy maloto y feneció. Mi consejo es que si no quieres que se asilvestre, lo manosees mucho.
Un saludo.

absolutCT dijo...

¡Vuelve Gorzas el terrible! jajaja

@alita: tienes mucha razón, tienden a asilvestrarse enseguida. Pero éste tiene la suerte de tener que aguantarme el pobre =]


Chau!