sábado, julio 29, 2006

Escapado

Nada más llegar a casa saludo a mis dos mascotas. Pero anoche el señor Bibe no aparecía.

Después de un rato con toda la familia buscándole por la casa, me convencí de que no estaba allí.

Salí al descansillo y bajé corriendo los diez pisos, más por no rendirme que por otra cosa. Por el camino no encontraba ni una "bolita" de las suyas, así que hacia el cuarto ya me asomaban las lágrimas.




Pero llegué al segundo ¡y allí estaba!

¿Cómo es que nadie lo vio salir? ¿Llevaba toda la tarde ahí o sólo un rato? Por suerte mi edificio se queda vacío en verano.

Me invadió el alivio... y el enfado. Y él lo sabía porque bajó derrapando los pisos que le quedaban. Cuando le pillé, tuve que contenerme para no darle un palo en el culo.

Al final, pudo más la alegría de recuperarle y todo quedó en un abrazo y una regañina.

No hay comentarios: